miércoles, 12 de octubre de 2011

Y así los ents marcharon a la guerra, a Isengard - Parte II

Bueno, aquí está la segunda parte de este artículo, que trata sobre la contradicción de ser un país descolonizado y colonizador a la vez.

No soy muy partícipe de categorizar las cosas como "bueno o malo", pero es posible que en realidad sea este un buen punto de partida para meditar sobre nuestras acciones. En "Ética para Amador", Fernando Savater define el mal por "todo aquello que nos hace daño", donde concluye que uno no puede vivir sin conocer y diferenciar el bien y el mal y que esta capacidad es algo imprescindible.

No es que el desarrollo económico per se sea lo que nos hace daño, como sugieren algunos ambientalistas y ecologistas; existen numerosas opiniones de mucho peso que el desarrollo económico es la mejor y más rápida salida de la pobreza. Lo que está mal entonces es disfrazar, so pretexto de desarrollo, intereses económicos de los autodenominados "pluriculturales" (colonizadores), que son sin duda la base política más fuerte del presidente Evo Morales, con la posible construcción de la carretera que atravesará el TIPNIS. Se calcula que los colonizadores sobrepasan el millón de personas, lo que representa obviamente un porcentaje importante de votos. Si cabe alguna duda sobre esto, es fácil ver que esta no es la única ocasión que el presidente Morales busca favorecer en exceso a sus bases políticas; justamente ayer anunció que los grupos mineros afines al proceso de cambio estarán exentos de pagar impuestos. ¿Y para qué requieren los colonizadores el TIPNIS? Para crear asentamientos y dedicarse a la agricultura de diversos productos que ellos producen.

Otra argumentación válida es aquella que Andrés Oppenheimer ha repetido durante algunos años ya, que dice que la mejor forma de vencer a la pobreza es mediante la educación en las áreas de ciencias puras, dado que en la era del conocimiento, este es el que produce mayor valor agregado. ¿Y las carreteras? Pues, la vertebración de un país es importante, pero ya no bajo el concepto antiguo de fomentar el crecimiento de la industria en áreas alejadas (como fue el caso de Santa Cruz), sino bajo el concepto de mejorar la competitividad de un país para reducir los costos de exportación. Con este análisis, dadas las condiciones de infraestructura caminera y portuaria del oriente del país, se hace muy difícil justificar la necesidad de construir esta carretera, dada la existencia de numerosos puertos que conectan por distintos ríos el océano atlántico desde otras partes del oriente.

En la historia del Señor de los Anillos el bien prevalece al final. Sin embargo, cuando comentaba acerca de la realidad, el propio Tolkien reconoce que "los grandes absorben a los pequeños y todo el mundo se vuelve más plano y aburrido".

¿A qué conclusión llego? Como se desenvuelven los acontecimientos, al igual que los ents marcharon a la guerra, también lo hicieron los indígenas del TIPNIS; la diferencia es que los indígenas no sabían que se encaminaban a una verdadera guerra, donde confluirían sus intentos por preservar sus territorios y tradiciones intactos frente a los intereses de poder y riqueza de Evo Morales y sus bases, que cegados de poder, alientan el conflicto y la violencia innecesaria.

Las consecuencias son muy previsibles a estas alturas, con los colonizadores corrompidos y ávidos de poder dispuestos a marchar hacia el conflicto como obedientes ovejas y los indígenas luchando por sus derechos, no hay salida pacífica posible si se encuentren las huestes del gobierno con los indígenas, lo cual ocurrirá más pronto que tarde. ¿A quién recurrimos cuando el presidente se ha comprometido de lleno a obrar "el mal", cuando el país confiado le permitió acabar con la institucionalidad cuya misión era de proteger al país del abuso de poder y cuando las fuerzas del orden no se encuentran totalmente comprometidas a cumplir con su deber?

Hay quienes desean la carretera porque para ellos significa avance y desarrollo para el país, pues a final de cuentas, este pensamiento se enseña en los colegios bolivianos desde siempre. Incluso si esto fuera cierto, la pregunta que debemos hacernos a largo plazo es: ¿vale la pena vertebrar el país con carreteras y traer desarrollo cuando esto significa destruir culturas antiguas indígenas y forzarlas a adaptarse y entrar al siglo XXI? El mundo occidental moderno es muy diferente al mundo que los indígenas conciben y creen, un mundo mágico lleno de dioses que hacen que llueva, que haya buena salud, etc. Yo creo que si la respuesta es positiva, puedo afirmar que no somos mejores que los odiados colonizadores españoles, pues sin darnos cuenta, nos habremos convertido en ellos, lo que termina siendo una contradicción de fondo con el ideal del estado plurinacional de ser un estado "descolonizado".

En la misma línea, algún amigo me dijo que no valía la pena que Bolivia se dedicara a cuidar el medio ambiente cuando nadie más la hacía. En cierto modo, tiene razón, pero parte de nuestro devenir siempre debería ser tratar de actuar con la conciencia primero, antes que con la razón, lo que implica que el cambio verdadero debe provenir primero de nosotros mismos.

Cierro con lo último que dijo Gandalf (el mago que hace las veces de profeta) en el Señor de los Anillos: "Otros males podrán sobrevenir, porque el mismo Sauron no es sino un siervo o un emisario. Pero no nos toca dominar todas las mareas del mundo, nuestra tarea es la de hacer lo posible por la salvación de los años en los que vivimos, erradicando el mal de los campos que conocemos, para dejar a los que vendrán después tierra sana y limpia para cultivar. Pero el tiempo que tendrán no depende de nosotros".

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