martes, 24 de noviembre de 2009

¿No más créditos de consumo?

Al margen del título sensacionalista, en realidad, en Bolivia todavía podemos darnos el gusto de prestarnos para una casa, auto, iPod, iMac o lo que se quiera. No obstante, hay algunos problemas bastante urgentes que necesitan ser resueltos para mantener la relativa salud de la economía nacional. Con esta perspectiva, el poder ejecutivo ha decido reducir la cantidad líquida de emisión monetaria en la economía e incentivar la inversión mediante un recorte a la cantidad de dinero que los bancos pueden prestar para el consumo, apuntando este saldo al préstamo para inversión productiva.
No obstante, esta información me provocó curiosidad y me pareció que en realidad solamente conseguiría no llegar a nada, cosa por demás frustrante para el país.
La siguiente reflexión trata de abrir alguna luz en el tema. Sin embargo, se trata de reflexionar el tema con el máximo rigor conceptual, por lo que la lectura podría no ser del todo distendida.
Una vez dejado el "Parental Advisory", pasemos al análisis.

En los últimos años, la gran emisión de bonos del estado ha provocado que las ganancias de los bancos se hayan incrementado de una forma extraordinaria. Adicionalmente, las inyecciones de oferta monetaria constantes por parte del gobierno, más las remesas, han ocasionado en la economía la caída de las tasas de interés real. La caída de las tasas de interés tiene como efecto que los préstamos bancarios sean muy atractivos para las personas, tanto naturales como jurídicas. Sin embargo, la naturaleza de la economía nacional provoca que los préstamos bancarios sean en una importante mayoría para el consumo y el comercio, dejando de lado los créditos productivos. Este fenómeno se puede explicar económicamente del siguiente modo. Los bancos de Bolivia son bancos eminentemente financieros, y por lo tanto los ingresos que captan son originados por transacciones financieras. En este ámbito se puede identificar que los préstamos bancarios de Bolivia, ya sean tanto para consumo, comercio o producción, tienen como fuente el ahorro financiero. Una característica del ahorro financiero es que es a corto plazo. Como la producción requiere de capitales a largo plazo, entonces los bancos financieros de Bolivia no representan una opción para el crecimiento y desarrollo de la industria. Esto da origen a que las tasas de interés bancarias para crédito productivo sean muy elevadas, forzando al sector productivo del país a buscar financiamiento diferente al bancario. La teoría económica maneja la igualdad ahorro inversión. Sin embargo, esta igualdad solamente funciona cuando la economía es una economía cerrada. En una economía abierta, esta igualdad no se puede cumplir porque la inversión tiene la oportunidad de acceder al ahorro externo. En este caso, el ahorro se diferencia en tres grandes grupos: el ahorro privado, el ahorro interno y el ahorro externo. El ahorro privado es equivalente al ahorro financiero, por lo que como fuentes de financiamiento de la inversión quedan el ahorro interno y externo. Las fuentes generadoras del ahorro interno son las SAFI, AFP, Entidades aseguradoras, Banca y personas naturales y jurídicas, cuando compran valores a largo plazo y DPF . Esta naturaleza de la economía nacional es inherente a la economía del país en al menos los últimos 50 años de historia económica, como revela el estudio realizado por la Superintendencia de Recursos Jerárquicos en su libro Comportamiento del Ahorro Interno y del Mercado Financiero en Bolivia 1960-2001. Como se puede apreciar en la tabla siguiente, el ahorro interno del país ronda el 10%, lo cual es insuficiente para incentivar un importante crecimiento de la inversión. Se puede suponer que el ahorro interno debería rondar el 20%, y ser constante en el tiempo.


Bajo este contexto histórico, el gobierno boliviano
ha decidido aplicar una restricción a los préstamos para consumo y comercio de los bancos, con el fin de incentivar la inversión y restar liquidez a la economía. Sin embargo, como analizaré a continuación, esta medida puede no ser tan efectiva (económicamente) como se puede esperar. Como punto de partida tenemos que la mejor forma de incentivar la inversión productiva del país es incrementando el ahorro interno; esto por los motivos ya aclarados anteriormente. La medida necesariamente restringe el consumo de la población e incentiva el ahorro. Es muy probable que dicho ahorro se reparta entre ahorro privado e interno, y que el ahorro interno no alcance a ser del 20%, dada la evolución del ahorro interno del país. Sin embargo, se tiene una leve reducción en la masa monetaria en circulación en la economía dada la caída en el consumo. Si analizamos esta política bajo algunos supuestos económicos, siempre enfocados al crecimiento y desarrollo económico, tenemos que suponemos el camino para lograr crecimiento económico es la maximización del consumo , que dicho sea de paso, es una teoría aceptada por muchos policy makers, donde las políticas económicas incentivan el consumo y desincentivan el ahorro; se analizan dos escenarios posibles, dadas las condiciones anteriores.
  • Incremento de la masa monetaria.
Incrementa el ahorro financiero. Al no existir un importante crecimiento en el ahorro interno, no hay forma de incrementar la inversión. El cambio en el sistema de pensiones provocará una externalidad adicional en la Bolsa Boliviana de Valores, exponiéndola a una contracción. Sin embargo, el estado es coherente con sus propósitos y fomenta la entrada el banco de desarrollo como financiadora del sector productivo por excelencia. Entonces, los créditos para inversión son posibles. Tomando en cuenta que los acreedores de los bancos de desarrollo y de fomento se financian por ahorro externo, entonces incrementará la oferta de dinero en el mercado de divisas, dando lugar a una nueva reducción en las tasas de interés. En este punto se hagamos un alto a la sucesión de eventos y veamos el comportamiento de la economía según los modelos Mundell-Fleming. Dada una economía abierta con tipo de cambio fijo, una caída en las tasas de interés ocasionan un inmediato ingreso de divisas extranjeras. Al ser el tipo de cambio fijo, no hay un mecanismo de control de este ingreso de divisas, lo cual ocasiona un incremento en la demanda agregada y una eventual subida de las tasas de interés real. Sin embargo, como ya quedó establecido, la política afecta el consumo de forma negativa, por lo que el crecimiento de la demanda agregada es en realidad equivalente a un crecimiento en la demanda externa. Con este análisis adicional, obtenemos la siguiente conclusión. La inversión estará enfocada a producción exclusiva de exportación, pues el mercado doméstico no reacciona. Esta inversión probablemente sea para la industria extractiva de materias primas. Esto también puede estar influenciado por la falta de seguridad jurídica en el país. En el largo plazo, las consecuencias son que ocurre un importante incremento en el PIB, más no en el desarrollo económico (o si se quiere, una mejora en el nivel de vida de las personas), puesto que el consumo no se maximiza y el desarrollo industrial del país se mantiene igual que antes de lanzada la reforma. La riqueza de las personas se mantiene constante.
  • Decremento de la masa monetaria.
El punto de partido del anterior análisis se mantiene. Incrementa el ahorro financiero. Al no existir un importante crecimiento en el ahorro interno, no hay forma de incrementar la inversión. El cambio en el sistema de pensiones provocará una externalidad adicional en la Bolsa Boliviana de Valores, exponiéndola a una contracción. Sin embargo, no es posible incentivar el crecimiento dado que el gobierno no ha podido fomentar el banco de desarrollo. Una vez, más utilizando el modelo Mundell Fleming para una economía abierta con tipo de cambio fijo, suponemos entonces que la masa monetaria se reduce, puesto que no hay inyección posterior de masa monetaria. Entonces, hay una huída de capitales. La reducción en la producción conlleva a un posterior achicamiento de la demanda agregada; el consumo externo se mantiene constante. La conclusión es que si no hay un incentivo a la inversión, el resultado será peor, pues al no haber consumo las empresas necesariamente debrán cerrar, ocasionando la caída de la producción del país y el empobrecimiento de la economía.
  • Conclusión
Para lograr que el sector productivo reaccione, es necesario promover el ahorro interno a fin de logar una mejora en las capacidades de inversión del país. Sin embargo, la política económica está totalmente errada al limitar el consumo de la economía, puesto que sólo de este modo se puede crear un mercado para productos industriales manufacturados, necesarios para cambiar la matriz monoproductora del país e industrializarlo. Sin embargo hay un efecto político que no salta fácilmente a la vista.

Como ya se vio, el consumo se reducirá provocado por un exceso de incentivos a ahorrar. Además, como segundo factor importante se tiene que la riqueza de las personas no incrementará, ya sea visto desde el punto de vista de Ramsey o algo un poco más comprensible, como que el tipo de inversión que se plantea es la extractiva, la cual genera limitados empleos. Considerando que el MAS cuenta con una base de votantes culturalmente austeros, dado la pobreza de los mismos. Por lo tanto, se podría concluir que el voto fuerte del MAS no se mantendrá igual. En este caso, se tiene como traba a la clase media que tiene una preferencia a consumir antes que a ahorrar. Entonces la tendencia en realidad sería reducir la capacidad de consumo de la clase media.

Posiblemente, desde el punto de vista económico, la política puede llegar a ser desastrosa. No obstante, si lo vemos desde un punto de vista político, es un jaque; al igual que en el ajedrez, el jugador más hábil se supone que engañará al oponente, haciéndole suponer que él está con el dominio de la partida. Del mismo modo, la clase media observa esperanzada un proceso de cambio del cual espera mejores días. Eliminando cualquier juicio de valor, no cabe duda que nos estamos acercando a un cambio muy profundo en nuestro modo de vivir. Sin embargo, la pregunta de fondo es, ¿queremos que el cambio sea ése?

Notas adicionales

[1] Flavio Machicado Saravia, en el libro publicado por la Superintendencia de Recursos Jerárquicos, Comportamiento del Ahorro Interno y del Mercado Financiero en Bolivia 1960-2001, sostiene que el ahorro interno boliviano no debería incluir DPF.

[1] La teoría económica del crecimiento según Ramsey predice que el desarrollo económico se alcanza a través de una maximización de la curva de consumo del modo siguiente, donde c puntito es el punto de optimización intergeneracional.

1 comentario:

arqui.urqui dijo...

Como pequeño constructor siempre me pregunté por qué es más barato y fácil obtener un crédito para comprar un 0Km, que para construir una casa de valores semejantes. Cuando construyo una casa, el 85% de su costo se invierte en industria nacional, mano de obra local y el 15% en materiales importados. Los créditos de los bancos, como bien lo dices, no privilegian la inversión productiva y el incentivo financiero al consumo es una política que existe hace muchísimos años y no fueron ni son una alternativa para el desarrollo productivo. Desde ese punto de vista, incentivar el crédito productivo, en un aliciente para la inversión productiva, aunque ello signifique una coyuntural y momentánea restricción del consumo.
Te pongo de ejemplo a los miles de bolivianos que radican en el exterior y cuyos ahorros son las significativas remesas de casi mil millones de dólares anuales. Esas remesas son producto del ahorro, que no se destina al consumo. Cuando ya suman un monto considerable, se invierte en una casa para el retorno al país, en un emprendimiento empresarial, normalmente familiar y de pequeña empresa en Bolivia y otras mil formas de inversión.
La lógica del ahorro de la clase media popular boliviana, a diferencia de la “occidentalizada”, se parece mucho a la alemana o suiza, donde culturalmente se incentiva el ahorro y se evita el crédito especialmente el destinado para el consumo. Uno de los “secretos” del éxito económico de esos países, radica en su cultura del ahorro sobre el consumo. Eso queda nuevamente demostrado en la última crisis financiera, que en Suiza o Alemania no estuvo ligada al sector inmobiliario -más allá de su impacto por las relaciones financieras globales-, pero sí y con mucha fuerza en España y otros países con fuertes hábitos del consumo al crédito.
Por el tamaño del mercado nacional y su capacidad adquisitiva, muchos rubros productivos siempre debían focalizarse en la exportación de productos finales. Esta lógica funciona también para países con enorme población, como China o India, que basaron su desarrollo de las últimas dos décadas, en las exportaciones y solamente a partir de convertirse en grandes exportadores logran que su población se sume al consumo, porque exportando lograron aumentar su clase media consumidora. Antes no pudieron hacerlo. Estos países muestran que algunas veces el consumo y el ahorro interno, no bastan para impulsar el desarrollo sostenido ni la capacidad adquisitiva de la población de un país y la China es el mejor ejemplo.
¿Qué pasaría si las fuentes generadoras del ahorro interno, además de invertir en DPF y otros valores, se constituyen en socios capitalistas en la etapa de arranque de proyectos productivos impulsados por privados? Tal vez una ecuación virtuosa entre el estado y las iniciativas privadas, logren que el ahorro se convierta en inversión productiva y en riqueza, rompiendo además la cadena extractivista de materias primas y logrando la creación de empleos. Para subrayar lo anterior, basta ver el destino de las instituciones de microcrédito, cuya inmensa mayoría se destinan a proyectos de inversión productiva y de comercio y tienen la mora más baja del sistema.
La esperanza de amplios sectores de la clase media, la del microcrédito, la del maestro de colegio, del comerciante, etc, apuesta al ahorro y sacrificio inmediato más que al crédito del consumo y con seguridad que mientras eso les ofrezcan como El Cambio, ese es el cambio que desean.

arqui.urqui